A pesar de ello, si el hidrógeno se encuentra en altas concentraciones en el aire puede producir dolores de cabeza, pitidos en los oídos, mareos, somnolencia, inconsciencia, náuseas y vómitos. La piel de una persona expuesta a esta alta concentración suele presentar un aspecto azulado.
Fuente: noticiasdelaciencia.com. |
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