Este
elemento descubierto en Francia en 1798 por el químico Louis
Nicholas Vauquelin es uno de los más tóxicos que podemos encontrar.
La
inhalación de este metal puede causar graves daños sobre el pulmón
como neumonía o una enfermedad conocida como beriliosis (20% de los
casos de esta misma acaban en muerte).
La
presencia de berilio puede incrementar la posibilidad de tener cáncer
y daños en el ADN (ácido desoxirribonucleico).
Pero,
a pesar de todos estos efectos negativos, este elemento realmente
tóxico puede ser utilizado para el diagnóstico con Rayos X. En esta
técnica de imagen se utilizan delgadas láminas del metal para
filtrar la radiación visible.
Fuente: Wikipedia. |
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